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Wednesday, September 08, 2010


La Herejía de la Tecnificación: Fondos Concursables Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile

Por Ingrid Odgers
Escritora
 
La creatividad literaria no puede plasmarse en un proyecto en razón a la definición de escritura, Torío afirma, no sin motivo, que el Arte de escribir es liberal.


Las artes liberales, en opinión del citado autor, usan más del entendimiento que de la mano, y en este caso se halla la escritura, en la cual, la mano, sin inteligencia que la dirija, es un miembro inútil para la producción de las obras escritas.



Además, la escritura es arte en que se ejercitaban los hombres libres, y no los siervos del mundo antiguo, y tales hechos son causa también de que pueda dársele el calificativo de liberal.

Pero tomando esta palabra en su acepción de belleza, podemos asegurar que la  escritura es una arte bella.


Es posible concebir en las obras escritas las notas esenciales de la belleza, a saber: orden, proporción, verdad, bondad y perfección; las obras escritas producen frecuentemente emociones, puras y desinteresadas, trasmiten espíritu, luego, son capaces de belleza.

La Escritura puede ser una arte bella; y cuando esta arte, realiza su fin, que es la expresión del pensamiento y demás fenómenos del espíritu por medio de signos gráficos, realiza el de manifestar la belleza.



La expresión del pensamiento por medio de signos gráficos es, como ya se ha dicho, el fin de la escritura; pero este fin puede ser considerado como medio para otros fines remotos. En efecto, al escribir, nos proponemos transmitir un conocimiento a personas ausentes o a generaciones venideras, y en este propósito hay siempre un fin educativo. Es, por tanto, la escritura medio eficaz de educación y de instrucción.



Por otro lado, la creación literaria es un acto lingüístico, un acto de expresión, de significación y de comunicación.

Como cualquier otro hecho del lenguaje, el texto creado es un mensaje emitido por un emisor, recibido o captado por un receptor, transmitido por un medio de transmisión o transmisor, producido en una situación histórico- social y en un contexto lingüístico-literario determinado, referido a un referente, y cifrado conforme a un código.

Mensaje que quiere llegar, tener un receptor.



"Escribo para evitar que al miedo de la muerte se agregue el miedo de la vida". Augusto Roa Bastos



"De todas las cosas tal y como existen, y de todas las cosas que uno sabe, y de todo lo que uno puede saber, se hace algo a través de la invención, algo que no es una representación sino una cosa totalmente nueva, más real que cualquier otra cosa verdadera y viva, y uno le da vida, y si se hace lo suficientemente bien, se le da inmortalidad. Es por eso que yo escribo y por ninguna otra razón". Ernest Hemingway



“El arte es generoso, pródigo, dador, y la verdad es que el secreto del escritor sólo adquiere un sentido cuando se hace público". Mario Benedetti



Considerando lo expresado anteriormente, deducimos que la creación literaria requiere principalmente de libertad.



De tal forma, se puede decir (y ésta es la segunda o tercera oportunidad que lo digo), que la lógica de los proyectos anula o coarta la creación literaria, al eliminar la improvisación y los riesgos que están ligados a todo acto de creación. Podríamos hablar del “libre albedrío”, concepto primigenio imprescindible, inseparable al ser.



La lógica irracional impuesta por los formularios, impuestos a su vez por tecnócratas académicos, que muchas veces desconocen el proceso de creación literaria fortalece a quienes juegan en las lindes de la teoría crítica, que son perfectamente acomodables en un proyecto, pero deja en total desamparo al artista, al verdadero creador, que requiere de la más plena libertad para realizar su obra. Más aún, considerando que la escritura en este siglo se ha liberado de los patrones tradicionales tanto en la lírica como en la narrativa. En poesía es generalizada la práctica del verso libre, la experimentación con la palabra y el verso no tiene límites y en narrativa, la estructura viaja por laberintos imprevisibles. Es la premisa del arte, como lo dijo Picasso: “…la enseñanza académica es una superchería. El Arte no consiste en la aplicación de un canon de belleza sino en lo que el instinto y el cerebro son capaces de concebir más allá de ese canon.”



Nada más absurdo que jurados del Fondo del Libro y la Lectura respecto a un proyecto de cuentos infantiles lapiden con: “No condice con interesar a los niños en la lectura” o ante otro proyecto de difusión: “falta Plan de Gestión”.

¿Qué esperan los evaluadores que leamos su mente para saber qué desean ellos ver plasmado en un proyecto?

¿Van a venir ellos a definir nuestra creatividad, a evaluar nuestro talento demostrado por años de trayectoria acreditada y reconocida?

¿Acaso son ellos nuestro público objetivo?

 Más que evaluar parece ser que se transformaron en una siniestra censura que filtra y decide lo que se debe leer hoy.

En cuanto a planes de gestión, ¿se pretenderá dar trabajo a ingenieros desempleados obligándonos a su contratación para presentar un proyecto de difusión? ¿Se desea beneficiar más a las instituciones, fundaciones, universidades que cuentan con equipos profesionales subutilizados?

Si es así, ¡¡díganlo ya!!

¡Por la chupalla!, somos escritores no gerentes de empresa, no somos miembros de directorio  de corporaciones, fundaciones ni potentados para contratar asesores. Escritores y escritoras, hombres y mujeres sencillos, habitantes en su mayoría de barrios populares, trabajando en lugares que ellos, los tecnócratas, jamás han pisado, en el barro, con lluvia, en campamentos, en poblaciones, en la más extrema marginalidad, hombres y mujeres con anhelos, sueños y esperanza, coartados por un sistema vil, injusto, discriminatorio en el cual estamos obligados a movernos para realizar nuestros proyectos escriturales con sacrificio, como locos genios, cual Quijotes en el paredón.



Vamos de mal en peor, continuamos con los mismos problemas de 10 o 15 años atrás, con mayor burocracia eso innegable, y no hay nada que pueda paralizar este sistema, sólo la soledad de nuestro cuarto y la fuerza de la Palabra.

En el Consejo Nacional se solicitó simplificación de formularios mediante cartas avaladas por acuciosos estudios en el tema de quien sabe cómo son realmente las cosas en provincias y claro, ¡Sí que los modificaron! nos dejaron fuera de la competencia.

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